30.10.06

La maldición de los índios...

... tiene uno de sus episodios en el túnel de lavado de coches, allí en la entrada de Cancún Zona Hotelera.

Llega un matrimonio con su hija y la nana. Llevan el auto lleno de cadáveres de langostas y una docena de empleados se ponen a limpiar carrocería e interiores – “Ya que estamos”, le ha dicho el hombre a su mujer. La niña llora y la madre, asqueada de berridos, le da la pequeña a la nana, una joven vestida con un impecable güipil blanco. “Que tome su vaso de leche allí en el parque”, y el matrimonio entra a la cafetería.

La joven se lleva a la niña y saca de la cesta la leche y un vaso. Abre también una caja de galletas. La merienda queda, en pocos segundos, cuidadosamente preparada en uno de los bancos del parquecito. “Mihijita, tómate la leche”, y acaricia el pelo de la pequeña, que hace muecas y derrama el contenido del vaso sobre el mantel.

- Te va a castigar Dios por el desperdicio – afirma la nana
- Quiero tomar café, como mis padres, como todos
- Te vas a volver india

La amenaza sobrecoge a la pequeña. Sus ojos rastrean el rostro de su criada y en su mirada se puede leer que desde ahora la leche no volverá a derramarse.

(text inspirat en el llibre 'Balún Canán', de Rosario Castellanos)