29.12.06

Hoy se cumplen 10 años de la firma...

... en papel mojado de los acuerdos de paz para Guatemala. El gobierno chapín dice que es un día para celebrar, el pueblo se pregunta qué es lo que se consiguió en estos años. El escritor Ricardo Falla, en el libro Masacres de la selva, explica la historia reciente de Guatemala a partir de 'olas' y 'contraolas' de grandes fuerzas en pugna.

La primera, es una ola popular: la revolución del '44. Se organizan los sindicatos, los pueblos indígenas van a las urnas, las tierras se reparten. La contraola: el fuego de la represión. Se tocan los intereses de terratenientes -locales, nacionales y extranjeros, especialmente de la empresa norteamericana United Fruit Company- y hace falta dejar las cosas claras. Los cadáveres se entierran con los tractores de los finqueros.

Segunda ola: 1954-1966. El triunfo de la revolución cubana hace creer que todo es posible. Pero son los años de Vietnam, cuando las técnicas de contrainsurgencia de EEUU se están poniendo a prueba. Guatemala fue -dice Galeano- el primer laboratorio latinoamericano para la aplicación de la 'guerra sucia' a gran escala; hombres entrenados, orientados y armados por los Estados Unidos llevan adelante el plan de exterminio. Luego las tierras son regaladas a la United Fruit y se aprueba un nuevo Código del Petróleo traducido del inglés. Las débiles fuerzas guerrilleras pronto se ahogan, a pesar de que el movimiento cooperativista y la organización indígena no dejan de humear.

La tercera ola: 1972, la victoria sandinista en Nicaragua vuelve a traer de nuevo el optimismo, pero la represión responde con sangre y masacres, y con una política cuyo nombre lo dice todo: 'Política de Tierra Arrasada'. La expresión popular esconde el rostro, se camuflan los movimientos sociales y muere el repartimiento de las tierras.

Guatemala navega, ahora, en la cima de la cuarta ola. Se han cambiado los barcos de guerra por embarcaciones políticas; pero los capitanes son los mismos y el mar está bravo. Alguien debe escribir el diario de a bordo, hay que saber por qué se hunden los barcos.