26.11.06

Al llegar al restaurante...

...se dio cuenta que no iba vestida para la ocasión. No es que fuera de lujo pero sí “de cierta clase”, como hubiera dicho X. De todos modos se sentó en el sitio que le indicaron, entre Z y H, y se dispuso a disfrutar de la velada.

De la carta, no conocía más de la mitad de los platos así que dudó un buen rato (algunos pensaran que dudó 26 años y tampoco se estarán equivocando; sobretodo aquellos que sepan que, de hecho, la vida es duda y las dudas… dudas son). Finalmente, y viendo que el camarero la estaba ya interrogando con la mirada, dijo que iba a querer el filete ese de nombre tan francés como impronunciable.

Sus compañeros de mesa estaban ensartados en una apasionada discusión sobre un programa de televisión que según parecía se había emitido la noche anterior y había causado gran sensación, pero que ella no había visto. Sabía que no iba a participar en la conversación y no tenía muchas ganas de escucharlos, pero hizo como que paraba atención.

Las palabras, allá, podían resbalarle por la piel, si así se lo proponía, sin dejar la más mínima huella (algo que no sucedía, aunque también lo había intentado, en su país, con las palabras en su lengua materna). Ella se quedó pensando en sus cosas mientras dejaba que el vino le reconfortara la mente.

Al poco rato trajeron la comida. Su plato de título impronunciable se basaba en la coliflor como ingrediente estrella, incluso más que la propia carne, que era lo que hubiera cabido esperar. Y la coliflor era de los pocos manjares que realmente nunca solía comer así por propia voluntad. Maldijo su decisión y deseó los spaghetti que Z ya había empezado a comerse.

Pero ni modo, así es la vida.




-Per l’i. "La vida: un restaurant" :) -

3 Hi diuen la seva:

A les 27.11.06, Anonymous Anónimo diu...

veig q els restaurants donen de si eh...
un petonet tant "pitit"com jo!

 
A les 28.11.06, Anonymous Anónimo diu...

“A la vida tothom descobreix, més o menys ràpid, que la felicitat absoluta no es assolible, però pocs es paren a pensar, en canvi, en la consideració oposada: que tampoc no és assolible una infelicitat perfecta. Els moments que s’oposen a la realització de tots dos estats límit són de la mateixa naturalesa: deriven de la nostra condició humana, que és enemiga de tota infinitud. S’hi oposa el nostre sempre insuficient coneixement del futur; i això s’anomena, en un cas, esperança, i en l’altre, incertesa del demà.” Primo Levi

Qui sap... potser al final les postres valen la pena...

 
A les 1.12.06, Anonymous Anónimo diu...

mmmm, el primer cop sempre has de copiar el plat d'algú altres en qui tinguis confi....ai, tant voltar món i encara caus en coses com aquestes....;-)

 

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