29.11.06

El 28 de noviembre, ...

... por ahí de las nueve de la noche, llegó a México un extraterrestre.


No se sabe de dónde venía (ni él lo sabe, él sólo venía), pero sí que aterrizó en San Lázaro y que tras observar un rato la situación y hacer, luego, unos extraños ruidos con las orejas (dizque estaba procesando la información) dijo que ya entendía:
“Aja, capisci, quien el día viernes siga encima de la tribuna gana”. Se compró un calendario y se sentó a ver pasar el tiempo.


Per a informació més fiable que la de l’extraterrestre, no consulteu als mitjans de comunicació:
- “Golpes y empujones en San Lázaro: Panistas y perredistas toman la tribuna”, Proceso.com.mx
- “Calderón tomará posesión en San Lázaro: Zermeño”, El Universal
- “Trifulca en San Lázaro; el PAN toma la tribuna por miedo al PRD”, La Jornada
- “Los diputados mexicanos se disputan a golpes la tribuna donde Calderón asumirá la presidencia”, El País

26.11.06

Al llegar al restaurante...

...se dio cuenta que no iba vestida para la ocasión. No es que fuera de lujo pero sí “de cierta clase”, como hubiera dicho X. De todos modos se sentó en el sitio que le indicaron, entre Z y H, y se dispuso a disfrutar de la velada.

De la carta, no conocía más de la mitad de los platos así que dudó un buen rato (algunos pensaran que dudó 26 años y tampoco se estarán equivocando; sobretodo aquellos que sepan que, de hecho, la vida es duda y las dudas… dudas son). Finalmente, y viendo que el camarero la estaba ya interrogando con la mirada, dijo que iba a querer el filete ese de nombre tan francés como impronunciable.

Sus compañeros de mesa estaban ensartados en una apasionada discusión sobre un programa de televisión que según parecía se había emitido la noche anterior y había causado gran sensación, pero que ella no había visto. Sabía que no iba a participar en la conversación y no tenía muchas ganas de escucharlos, pero hizo como que paraba atención.

Las palabras, allá, podían resbalarle por la piel, si así se lo proponía, sin dejar la más mínima huella (algo que no sucedía, aunque también lo había intentado, en su país, con las palabras en su lengua materna). Ella se quedó pensando en sus cosas mientras dejaba que el vino le reconfortara la mente.

Al poco rato trajeron la comida. Su plato de título impronunciable se basaba en la coliflor como ingrediente estrella, incluso más que la propia carne, que era lo que hubiera cabido esperar. Y la coliflor era de los pocos manjares que realmente nunca solía comer así por propia voluntad. Maldijo su decisión y deseó los spaghetti que Z ya había empezado a comerse.

Pero ni modo, así es la vida.




-Per l’i. "La vida: un restaurant" :) -

24.11.06

"El Estado - dijo el funcionario-...

…tiene como primera misión garantizar la seguridad de todos los ciudadanos”.


La frase quedó gravitando en el ambiente y un periodista estornudó.


Carlos Abascal, titular de la Secretaría de Gobernación, estaba entonando un curioso mea culpa en aquella rueda de prensa. “A nombre del Estado mexicano pido perdón por los errores y omisiones que han derivado en hechos de violencia contra las mujeres y, en particular, los feminicidios en Ciudad Juárez”. Los periodistas anotan en sus libretas.


"Desde este punto de vista, el Estado está en deuda de justicia con las familias de las víctimas". No se oye ninguna voz respondiendo al típico ¿alguna pregunta? y el acto se da por terminado.

21.11.06

El 20 de noviembre de 2006...

...Juan Ortiz Ramírez, de 24 años, entró a México procedente de Guatemala. Pese a que el ambiente de la calle denotaba claramente que aquél no era un día laboral, Juan no se percató de la trascendencia de la jornada.

Más allá de celebrar el aniversario de la Revolución (el 96º aniversario, concretamente), aquel 20 de noviembre juntaba los desfiles y sus banderas con la proclamación como presidente ‘legítimo’ de Andrés Manuel López Obrador.

Obrador, de la coalición Por el Bien de Todos, era el candidato de centroizquierda a la elección del 2 de julio. En unas elecciones teñidas de polémica, había sacado - supuestamente- 233.831 votos menos que su contrincante Felipe Calderón (derecha) pero había denunciado fraude y jurado boicotear la investidura de Calderón. Constituyó su ‘gabinete alterno’ con personalidades de la izquierda e hizo una gira por el país para dar a conocer su programa y denunciar al gobierno de Calderón.


El 20 de noviembre fue una de las fechas claves, con el acto en el Zócalo del DF. La otra fecha clave sería el 1 de diciembre, día en que Felipe Calderón se investiría presidente de México, él sí de manera ‘reconocida’ en términos de ‘realidad política’. Sería, este corto periodo de tiempo, una etapa que luego se explicaría en los libros de historia como las dos semanas en que el polvorón mexicano conoció la toma de posesión de dos gobiernos, uno de centroizquierda que se proclama ‘legítimo’ y el otro de derecha, que es el considerado ‘real’.

Juan llegó a aquel país marcado por la incertidumbre política con un objetivo claro: Quería llegar a la frontera con el coloso del norte estadounidense, contactar allí con un hombre cuyas referencias tenía anotadas en un papel que guardaba en su bolsillo derecho y que éste le ayudara a alcanzar el sueño dorado de tantos emigrantes centroamericanos.

Como en la mayoría de los casos, Juan no vería cumplir sus sueños (aunque en su caso concreto el final sería ciertamente un final y, además, muy trágico).

Justo cuando Juan entraba en el baño de una cantina de carretera, culminaba el acto de la toma de posesión de López Obrador en el Zócalo de la Ciudad de México. El acto terminó concretamente con un concierto del cubano Sílvio Rodríguez al que seguro le hubiera gustado ir a Juan si sus circunstancias hubieran sido otras. (Por ejemplo, si hubiera nacido en Ciudad de México y no en Santiago de Atitlán; circunstancia que, por otra parte, se hubiera podido dar solamente si la abuela de Juan, Imelda, se hubiese casado con el primer joven que la pretendió, Gilberto – que luego se iría a vivir a México y formaría ya allí su familia- y no con el segundo, curiosamente llamado también Gilberto pero al que apodaban Gil y que nunca se movería del altiplano chapín).

Los aplausos en el Zócalo de la capital coincidieron en el tiempo con dos disparos en aquella cantina de carretera al otro lado del país. El primero de estos disparos fue la causa de la muerte de Juan. El segundo impactó ya con un cuerpo sin vida. Entre uno y otro sólo pasaron 43 escasos segundos, así que se podría decir que la muerte de Juan fue rápida.


El por qué del segundo disparo, por otro lado, nunca se sabría. Los autores tampoco nunca se descubrirían.

En realidad fueron dos hombres, un tío y su sobrino, que confundieron a Juan con el hombre que dos días antes les había robado el coche. En su borrachera, tío y sobrino habían llevado la venganza al límite y, además, equivocándose de persona.

Huyeron con un coche azul que robaron a punta de pistola en la gasolinera a pocos metros de la cantina donde Juan perdió su sueño.



(Quan al cap se t’hi barregen les noticies del dia i a més estàs llegint un llibre que tot ho encadena, poden sortir textos com aquest… en tot cas, més enllà d’aquesta història tan inventada com possible i tan realment inventada, la foto del 20N mexicà seria la de López Obrador en el seu acte de curiosa investidura - tan curiosa com multitudinària: "Un millón de personas", diuen l'endemà els diaris-. Evidentment em refereixo al 20N del DF; a la resta del país, per saber què passava al Zócalo de la capital, s’havia de tenir la CNN. Televisa i TV Azteca t’oferien edificantes telenovelas)

18.11.06

Se oían voces en la palapa de las yerbateras...

P. ¿Que cómo empezamos?

Risas tímidas y momentos de silencio.

P. Bueno… pues… hará como cinco años nos dieron un taller…

I. …hace seis años...

P. Sí, hace seis años y nos interesó mucho y luego pedimos más capacitación y…

Señala la palapa llena de jarabes, jabones, pomadas.

P. Éramos muchas al principio, pero no a todas les interesaba.

I. No sabemos hacer la base del jabón porque cuando era el curso éramos tantas que sólo las que conseguían llegar a la mesa anotaban; luego nunca nos pasaron las notas, las botaron porque no les interesaba.


Encogen hombros al unísono. Risas.

P. Cuando empezamos a trabajar nos llamaban brujas, ¿va?


Aquí la risa es fuerte y larga.

I. ¡Toavía hoy!

T. ¡TOA VÍA!

Siguen las risas.


I. ¿Sabe lo que les digo yo? Les digo: Cuando de verdad sea bruja les voy a convertir en sapo.

Algarabía de r
isas. Algún aplauso.

P. Pero igual sí nos compran… aquí y en otras comunidades… llegan porque a su hijo de su vecina le
funcionó y le quitó la tos el jarabe…

14.11.06

Escribía en su cuaderno amarillo...

... y lo hacía despacio, parándose a cada rato para dejar correr la mirada a través del cristal de la puerta. El Café Andrade, a aquellas horas, estaba relativamente vacío; sólo un tipo con su compu diseñando una web, una pareja deseando pasar de los besos a palabras mayores y dos hombres encorbatados echándose su chela.

Le salió algo parecido a una lista y sonaba tal que así:

- No me gusta el agua oscura que todo el mundo se empeña en llamar café.
- Me fascinan los licuados de papaya.
- Me gusta la lluvia que cae sin avisar y que te moja tan lindo.
- Me cabrean los coches, los miles de coches que dominan la ciudad y te mojan cuando pasan por un charco.
- No me gustan los charcos que lo llenan todo.
- Me fascina salir después de una lluvia a detectar cuantos hoyos nuevos hay en la calzada.
- Me encanta el hablar amable de la gente desconocida.
- No me gusta estar lejos de mi gente.
- Me gusta estar encontrando nueva gente.
- Me pone triste no poder dar un beso a mi abuela.
- Me encanta hablar por teléfono con mi familia y sentirles más cercanos que nunca.
- No me gusta pensar en “el día de mañana”.
- No me gusta ser tan impaciente.
- No me gusta Cancún.
- Me gusta muchísimo ir a las comunidades.
- Me fascina el trabajo.
- Me gusta la sensación de aprender.
- Me gustaría aprender más de mí.
- No me gusta que no llegue el profesor en mi primera clase de lengua maya.
- Me encanta la idea de estudiar maya.

Llevaba ya unos minutos absorta en sus pensamientos, mordiendo distraídamente la punta del bolígrafo y ya con el cuaderno cerrado, cuando el mesero le preguntó si no deseaba algo más. No gracias, sólo la cuenta por favor. Sonrió, el mesero, y antes de ir hasta la caja sacó del bolsillo de su delantal una piruleta. Mejor chupar paleta que lapicero, ¿no?; y ambos se rieron.

Llegó con la cuenta y ella pagó. Sabe, hoy cumplo dos meses en México. Qué bueno, dijo él, y cómo le está yendo? Pues… bien, ¿no?, le respondió ella. Y ambos volvieron a reírse.

13.11.06

Después empezó a pensar…

… en las cosas que antes eran útiles y que ahora más bien inspiraban desconfianza, como el deseo de trabajar bien o las sonrisas.

Antes, pensó, una sonrisa seguro te abría puertas… quien sabe si podía abrirte caminos pero indudablemente puertas sí te abría. Ahora, se dijo, detrás de una sonrisa puede esconderse tu peor enemigo. O dicho de otro modo, ya no confiamos en nadie, empezando por los que sonríen, pues puede ser que estos intenten conseguir algo de ti.

Aún así, se dijo, se proponía sonreír y, si lo lograba, no desconfiar de las sonrisas.


(Text inspirat en un fragment del 2666 de Roberto Bolaño)

10.11.06

Hablaron de Tlatelolco…


de la matanza de Tlatelolco, de este crimen de estado del 2 de octubre de 1968. Y la plática se llenó de comparaciones.














Vinyeta publicada a Rebelión.org el passat 8 de novembre.
L'autor és l'hondureny
Allan McDonald (recomano una passejada per la seva web)

7.11.06

Cuentan que en Oaxaca...

...el 1 de noviembre, la fiesta más sagrada de México, este año se ha rebautizado. En el periódico que quedó abierto en la consulta del dentista se puede leer: “El movimiento por la democracia y la justicia económica en Oaxaca lo ha proclamado como el Día de No Más Muertos”.

No tarda en empezar a trabajar, el joven dentista, y como para quitar hierro al asunto de estar hurgando en boca ajena, distrae al paciente con comentarios sobre la actualidad mexicana.

Evidentemente, en tal terreno, el caso Oaxaca se lleva la palma.

Ya se habla de 17 muertos – y se ayuda con un espejito para determinar la magnitud de la tragedia bucal- y estos son sólo los contabilizados; porque se habla también de más de 30 gentes en prisión y otros muchos secuestrados o desaparecidos – y determina que sí, que hay que quitar la muela.

Se podría decir que el lío en Oaxaca empezó el pasado Día del Maestro, el 15 de mayo; este año los del gremio aprovecharon para manifestarse contra un contrato negociado entre la dirigencia de su sindicato nacional y el gobierno – contrato que les perjudica claramente – y también para pedir aumento de sueldo. Comenzaron entonces una huelga en la plaza central de la ciudad.

Tampoco es que fuera nada raro, manifestaciones y huelgas las hay siempre – y ya pone la anestesia- Pero cuando la huelga llevaba ya unos días, creo que fue por ahí del 14 de junio, el pinche gobernador Ulises Ruiz envió fuerzas de seguridad armadas para desalojar a los huelguistas – Algunos movimientos y la muela va saliendo de su sitio sin más dolor que el de la penosa sensación de estar oyendo extraños crujidos y no notar nada - Total que aquello fue una matazón y súmale eso al ambiente tenso que ya había después de las elecciones… - Y ¡ualá! ahitá la muela.


Da las últimas indicaciones; si mañana duele, este antinflamatorio, aunque es improbable que duela más de lo que ya estaba chingando, la muela esta; mejor no hacer deporte durante un día y de comer sí se puede comer sin problemas, nomás tener cuidado al principio, y con este cepillo más pequeñito intentar llegar a los lugares más recónditos.



(text inspirat en l'article 'El Día de los Muertos en Oaxaca', de l'escriptora Laura Carlsen)

3.11.06

Cuando abrió la puerta de su casa...

...y dejó la bolsa en el suelo y cerró la puerta, cuando se sirvió un vaso de Baylies y descorrió las cortinas, cuando se quitó la ropa y dejó el vaso de Baylies en la cocina y escuchó los mensajes en el contestador, cuando sintió sueño, pesadez en los párpados, pero en lugar de meterse a la cama y dormirse se terminó de desnudar y se dio una ducha, cuando se tumbó por fin y cogió el libro que ni llegó a abrir, sólo entonces se dio cuenta de que seguía sonriendo.

No en vano la celebración del Día de Muertos en México tiene tanta fama, pensó.

Y aún estando en Cancún, una ciudad sin mucho de nada y sin nada de México, para alguien extranjero vivir cualquier homenaje a la muerte es algo sumamente bonito.

Se habían reunido en casa de X y habían sido pocos, nomás cuatro al inicio y dos más que llegaron al rato. Nadie originario de Cancún (por el simple hecho que no existe persona alguna de más de 20 años con raíces cancunenses) y todos con muertos en sus vidas (¿y quién, pues, no tiene sus difuntos?).

Se habían animado, la noche antes, X y su compañera de piso y habían montado una ofrenda en el comedor. Allí, en el pequeño escritorio al lado de la mesa habían puesto las velas y, como manda la tradición (“Y aunque no lo mandara”, habían dicho), también cosas que les gustaban a los muertos que querían recordar. Al llegar el resto al día siguiente, todos habían querido añadir cosas a la ofrenda. Incluso hubo quien llegó a cruzar de nuevo la ciudad para ir a traer lo que tenía en su casa.

Una camisa del abuelo de X, cigarros para el amigo de G, vino para la abuela de Z… y fotos. En una se veía a la tía de J riendo ante la mueca que le hacía un chamaquito; “El pequeño soy yo”, había contado J.

Comieron rico y la sobremesa consistió en hacer aquello que cada uno solía hacer con las personas que hoy recordaban. Jugaron al Remigio, que es con lo que M pasaba las tardes de domingo con su abuelo; G contó todos los chistes que recordaba de su amigo –… “Le dice una mujer a su esposo, cariño ya nunca me dices nada con amor, y el esposo le suelta ¡Amorfa!”-; luego dibujaron, cuando M y Z se percataron que sus respectivas abuelas tenían esta misma afición; y J los dejó a todos boquiabiertos con un sinfín de trucos de magia. M había contado cuánto le gustaba a su amiga la magia y ésta fue la excusa perfecta para que J empezara a sacar monedas de las orejas de los tertulianos.

Y así pasó el día y entró la noche. Llovía, cómo no, así que abortaron el plan de ir al panteón a ver si en Cancún también llegaba la gente a bailar con sus muertos. “Que bueno que los mayas tuviesen esta concepción de la muerte… he vuelto a sentirme como me hacía sentir mi abuelita, y eso a ella le hubiera encantado”, había dicho X.